El varón está en crisis

La salud masculina está en crisis. Pero nadie lo dice en voz alta. Los hombres vivimos, en promedio, 7 años menos que las mujeres en Argentina. (Esp. de vida: 78 años vs. 85 – Datos del Ministerio de Salud). Y aunque muchos lo atribuyen al azar o a la “biología”, la causa más real es una sola: los hombres se cuidan menos.

De puertas para afuera, todo está bien. De puertas para adentro, no tanto. Los síntomas urinarios, las dificultades sexuales, el cansancio, la baja energía o el desgano no se comparten ni con la pareja ni con los amigos. Se esconden. Se silencian. Se cargan en soledad.

Pero lo que no se nombra, no se trata. Y lo que no se trata, muchas veces termina mal.

A partir de los 50 años, el hombre atravesamos una transformación hormonal profunda —a menudo ignorada— conocida comúnmente como andropausia: una caída progresiva de testosterona que afecta el ánimo, la fuerza, el deseo, el sueño y la composición corporal.
A eso se suma el crecimiento natural de la próstata, que con los años comprime la uretra, enlentece la orina, provoca levantadas nocturnas y genera una incomodidad permanente.
Molestias que muchos hombres creen que son “normales para la edad”. No lo son. Son síntomas. Y los síntomas merecen atención.

La hiperplasia prostática benigna (HPB) afecta a más del 50% de los hombres a los 60 años y a más del 90% después de los 70.
Pero incluso varones más jóvenes pueden tener síntomas de próstata agrandada o desequilibrios hormonales. Además, el cáncer de próstata —segunda causa de muerte oncológica en varones después del de pulmón— no se previene: se detecta a tiempo.
Y para eso hay que consultar. Hoy, un chequeo prostático abre la puerta no solo al diagnóstico precoz del cáncer, sino también a la detección de otros problemas silenciosos como colesterol elevado, hipertensión, diabetes o enfermedad cardiovascular.
Enfermedades que no dan síntomas… hasta que es tarde.

No hay que esperar a perder la potencia, a levantarse diez veces en la noche o a usar una sonda.
Hoy, con tecnología los hombres pueden diagnosticar y tratar sus problemas de manera segura y eficaz.

Hablar de salud masculina no es solo cosa de hombres. Es una causa compartida.
Porque cuando un hombre se cuida, su entorno mejora: su pareja, su familia, su trabajo, su vida.

Necesitamos cambiar el paradigma.
Y eso empieza por nombrar el problema. Porque cuando se nombra, se enfrenta.
Y cuando se enfrenta, se puede vivir mejor. A cualquier edad.

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