HASTA AQUÍ LLEGUÉ: Cuando la próstata incapacita tu vida

«Nunca es demasiado tarde para hacer que nuestra vida sea diferente».

Suspendiste el café, el vino tinto; tratas de no estar tanto tiempo sentado; dejaste de andar en moto y bicicleta; te levantas varias veces a orinar a la noche y despertás de mal humor. Para colmo de males, tienes dificultades sexuales y eyaculatorias; discutís con tu pareja porque orinas la tabla del inodoro y no vas a reuniones con amigos porque tienes sensación permanente de necesitar ir al baño a orinar. Fuiste al médico y te diagnosticó agrandamiento de próstata (Hiperplasia Prostática Benigna), para lo cual te recetó una medicación que te produjo mareos y desvanecimientos por baja presión arterial y mayores trastornos sexuales. Decís: basta, hasta aquí llegué.

El agrandamiento de próstata es una afección que alcanza a más de la mitad de los hombres adultos y posee unos síntomas muy reconocibles.

Si bien no se trata de una afección maligna, suele ser bastante incómoda. Afecta la calidad de vida, física y emocional, del varón, hasta provocar insuficiencia renal y diálisis.

Uno de sus síntomas más evidentes es la sensación permanente de necesitar ir al baño a orinar, pero luego expulsar apenas unas gotas de pis.

¿Cómo sabemos si la padecemos?

Este crecimiento de la próstata no suele empezar antes de los 45 años, pero, a partir de esta edad, se hace bastante frecuente. Deberemos fijarnos en la calidad de nuestra micción, si orinamos cómodamente o no.

Los hombres con inflamación de próstata perciben necesidad continua de ir al baño, pero, cuando intentan orinar, les cuesta o apenas expulsan unas gotas. Ello se debe a que la presión de la próstata sobre la uretra crea una falsa sensación en la vejiga de que está llena cuando no lo está. Además, el esfuerzo para orinar es superior al que hacía antes, como si el conducto urinario se hubiera hecho más pequeño.

Incluso, a veces, los varones afectados no consiguen orinar todo de una vez y tienen que hacerlo en dos o tres veces. A esto se lo llama “micción en dos tiempos” y genera una continua sensación de no vaciar del todo la vejiga.

Estos síntomas suelen acentuarse por la noche, no durmiendo bien por levantarse a orinar. También puede suceder que haya pérdidas de orina nocturna al estar demasiado llena la vejiga.

Un síntoma adicional es registrar un aumento de las infecciones de orina, cuando normalmente son infrecuentes, e incluso la presencia de sangre en la orina o en el semen.

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