Terminado mi día de consultas, mate en mano y reflexionando sobre el día mi mente quedó aturdida por una situación diagnóstica que me confronta como hombre.
Carlos, un amigo de 58 años vino para un chequeo como todos los hombres lo hacen. Me refiere que está un poco cansado y con molestia lumbar. Hacemos una ecografía y me comunican que ven unas imágenes dudosas en el hígado. Así que le pido una tomografía y otros estudios. Todo finaliza con un diagnóstico de cáncer avanzado de próstata.
El momento de comunicárselo fue difícil. Él y yo quedamos en shock, los ojos se me llenaron de lágrimas, era como mirarme al espejo. No sabía cómo iba a responder. Se sentía completamente abrumado. Sintió que su mundo se desmoronaba a su alrededor. ¿Cómo iba a seguir adelante con su vida sabiendo que tenía una enfermedad incurable?
Había estado experimentando síntomas durante algunos meses, pero nunca se había imaginado que pudiera ser algo tan grave. Para gracia de Dios, él es una persona de fe, con un gran depósito espiritual. Esto hizo que inicialmente se sintiera desanimado y desesperado, pero encontró un propósito en su vida que le permitió descubrir su fuerza interior en medio de la enfermedad. Él decidió que no iba a permitir que la enfermedad lo derrotara.
Comenzó a usar su experiencia como testimonio para ayudar a otros que también estuvieran luchando contra el cáncer. A medida que crecía espiritualmente, Juan comenzó a sentir que estaba encontrando su propósito en la vida. Ya no se sentía desesperado y sin esperanza. En cambio, estaba emocionado por la posibilidad de hacer una diferencia en la vida de otros. Si bien todavía tenía momentos difíciles en los que se sentía abrumado por la enfermedad, su trabajo benéfico le dio una razón para seguir adelante.
Ha estado luchando contra el cáncer durante varios años, pero ha logrado encontrar la fuerza y el propósito para seguir adelante gracias a su trabajo benéfico. Para él, vivir con propósito ha sido la clave para encontrar la fuerza interior necesaria para enfrentar su enfermedad.
Su historia es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros de la vida, todavía hay razones para tener esperanza y seguir adelante.